En la actualidad, nuestro mundo cambia a un ritmo acelerado, por lo que muchas empresas, independientemente del sector al que pertenezcan, necesitan tomar medidas para reforzar los elementos diferenciadores que las distinguen de la competencia. Este es exactamente el tema de este artículo.
Digamos primero que, en el gran esquema de las cosas, la innovación es evolución, tanto en la vida como en los negocios. La adaptación es el medio más eficaz para sobrevivir, y el sector de la publicidad no es una excepción; de hecho, es uno de los más propensos a favorecer la innovación como principal medio de monetización de cualquier empresa.
Sin embargo, ¿cómo puede convertirse la innovación en una experiencia en el punto de venta?
El valor es nuestro principal diferenciador, uno de los principios de marketing más antiguos que pueden aplicarse a este tema. Esto es válido tanto para la mercancía como para los expositores, pero a efectos de este debate, vamos a concentrarnos en lo que ocurre en la sala de ventas cuando un cliente se encuentra delante de un estante y tiene una necesidad; cualquier cosa que atraiga su atención en este punto influye en su elección de compra.
Recuerde que la experiencia del usuario y la facilidad para asimilar cualquier llamada a la acción son ahora más importantes que el precio o la celebridad de un producto. Aquí es donde entra en juego el marketing 3.0 y todo lo que supone una experiencia en la mente de un comprador actual, sobre todo entre la generación millennial.
Hoy en día, no basta con que las empresas confíen únicamente en los meses sin intereses, los descuentos o las tendencias para impulsar las ventas. Pocas marcas aspiran realmente a crear una auténtica experiencia de compra. Llegados a este punto, hay que apostar por el factor diferenciador que no sólo se dirige a una generación, sino que intenta que el consumidor sienta, huela e incluso interactúe con el anuncio, fomentando la colaboración entre el marketing tradicional y el digital. Se trata de una situación crucial en la que el material POP desempeña un papel fundamental en la experiencia global.
Grupo Modelo colaboró con Victoria Cempasúchil en una campaña que marcó tendencia para la celebración del Día de Muertos en 2021. La campaña contó con una gran interacción de marca promovida a través de una plataforma digital que creó una experiencia virtual sin precedentes nunca antes vista en nuestra nación. Con el potencial de crear experiencias tanto dentro como fuera del punto de venta, particularmente en el canal minorista, esta campaña tiene una gran oportunidad de realmente tener éxito al lograr un equilibrio entre el marketing tradicional y el digital.
Si se ha creado una experiencia fantástica en el ámbito digital, ¿por qué no crear una experiencia igual de impactante en el punto de venta del producto?
Aquí es donde los materiales para la exposición temporal podrían ser un gran complemento para crear una experiencia tangible que ofrezca una plétora de opciones inspiradas en las ideas centrales de la campaña. El Día de los Muertos es conocido por estimular los sentidos, especialmente la vista, el gusto y el olfato. Es muy probable que una exposición centrada en dos de estos sentidos estimule a los visitantes. El producto en sí atraerá a los visitantes por su sabor característico, pero una exposición a gran escala que se asemeje a una ofrenda masiva en el punto de venta podría crear un espectáculo llamativo.
Mientras materiales como pop outs, danglers y relaces darían forma a las velas, alimentos y retratos, que podrían imprimirse y grabarse con diversas técnicas, desde relieves hasta metálicos, dando a la exposición una autoridad visual hiperrealista, el producto podría hacer referencia a las flores de cempasúchil del altar.
¿Y los aromas de temporada? El copal y el cempasúchil evocan automáticamente una regresión y nos ayudan a conectar con nuestra cultura y tradiciones. Aquí es donde entra el marketing olfativo, donde se pueden crear ambientes únicos con la ayuda de difusores de aromas, añadiendo valor a la campaña y creando una fuerte respuesta emocional que daría a la exposición una auténtica experiencia de compra.
Los artículos salen de la estantería y se llevan a casa, pero los recuerdos de las experiencias duran toda la vida para los clientes. Haga que el nombre de su empresa sea sinónimo de recuerdos ilimitados y que su marca sea algo que, gracias al ingenio, no solo perdure, sino que prospere.